Tercera temporada Vis a Vis: sabor agridulce
En julio de hace un año se anunciaba la compra por parte de Fox de Vis a Vis. Tras la negativa de Antena 3 (cadena en la que nació y se hizo conocida), la cadena de pago se convirtió en la única plataforma para seguir dando vida a la marea amarilla. Pero vistos los ocho capítulos con los que ha contado esta tercera temporada, ¿hasta qué punto ha sido bueno el cambio?
Diremos que con tal de ver a este grupo de reclusas en acción el cambio ha merecido más que la pena. Con un toque oriental, la serie ha seguido manteniendo esa doble trama característica de sus dos primeras temporadas: una en el exterior (en la primera, los nueve millones de Yolanda y el toma y daca con el egipcio; en la segunda, el secuestro de Amaia; y en esta última, la detención de Hong Fang) y otra dentro de la propia cárcel (las relaciones entre las presidiarias y el desarrollo de sus personajes).
En esta tercera temporada un grupo de presidiarias son enviadas a Cruz del Norte por falta de espacio en Cruz del Sur. Excusa más fácil de entender ya que la Fox no puede usar los mismos platós que se usaron en las primeras temporadas con Antena 3. Nuevo plató, nuevos personajes y, por tanto, nuevos personajes. Las chicas procedentes de Cruz del Sur tendrán que enfrentarse a una cárcel, en apariencia, más fría y más turbulenta. Las malas malísimas serán ahora un grupo de la mafia china, la triada Tao. Cinco mujeres lideradas por Akame tienen el control de la cárcel tanto dentro como fuera de los barrotes. Extorsionarán, matarán y serán unas rivales dignas. Por en medio de todas estas acciones, aparecerá Zulema, que será a quien no se le escape nada. 500 millones de euros, fugas, motines… La tercera temporada, aunque vaya de más a menos, hay que verla.
Y digo que la serie va de más a menos por el final. ¿Habéis visto el final? ¿Qué clase de final soso, desnatado y sin sentido es ese? Después de construir y preparar el terreno durante siete capítulos para un final que se esperaba igual de explosivo que en las dos últimas temporadas nos deja más que fríos. El capítulo ocho está perfecto hasta las dos últimas escenas. Se escapan, las chinas mueren, Hong Fang es detenido, la policía triunfa y Zulema se escapa con Saray y Alta Gracia. Pero en las dos últimas escenas sucede algo que tira por tierra todo lo construido. Por arte de magia encuentran a Zulema. No explican cómo han dado con ella. Saray, en avanzado estado de gestación, se entera y acude a su ayuda. Disparo por aquí, disparo por allá y consiguen escapar de la trampa que le había preparado la policía. Pero luego, cuando ya están huyendo en el coche, Saray se da cuenta de que ha recibido un tiro en la barriga. Todo la lealtad construida en tres temporadas es tirada a los suelos, porque los guionistas prefieren que Zulema se muestre indiferente a esto y decida asfixiar a Saray. Esta, con una metralleta, se defiende y dispara. Así acaba el capítulo. ¿Sentido? Ninguno. Eso sí, como sobrevivan las dos (que es lo más probable), se tienen declarada la guerra para la cuarta temporada.
Por otra parte, Maggie Civantos, protagonista en las dos primeras temporadas se marcha (temporalmente) de la serie ya que le coincidió con la grabación de Las Chicas del Cable, de la que también es protagonista. Zulema toma el relevo. En este aspecto, todo correcto porque Najwa Nimri se hace con el papel de protagonista a las mil maravillas, demostrando, así, que sin ella la serie no sería lo que es. La presencia del personaje de Maca se echa en falta, pero su presencia en los dos primeros episodios de la temporada permiten dar un desarrollo a su personaje. Al final del segundo capítulo, en un enfrentamiento con el grupo liderado por Akame es metida en la lavadora. Zulema le salvará, pero Maca estará en coma el resto de la temporada. Maca es necesaria para mantener la esencia de la serie (es la protagonista al fin y al cabo), pero Maca no es la serie (la serie son todas). Contentos de que vuelva en la cuarta temporada (estreno en 2019) en la que esperamos que se produzca ese duelo final entre Maca y Zulema que tanto anhelan los seguidores de la marea amarilla. Sin embargo, nos resulta extraño que a lo largo de la temporada ninguna de sus compañeras se acuerden de ella o hagan alusión a la rubia. Solo Rizos se escapa en el tercer episodio a verla al hospital, pero luego, por arte de magia, se olvida de ella.
En cuanto a los personajes y al nuevo reparto, podemos decir bien claro que como el personal de Cruz del Sur, ninguno. Además, quedan muchos interrogantes sin resolver de la segunda temporada. Por ejemplo: ¿Palacios acabará con Carolina?, ¿Valbuena recibirá la justicia que se merece? O ¿qué habrá pasado con la directora después de que Sandoval le quitara el puesto? Solo vemos a Fabio en una ráfaga en forma de escena de dos minutos para poner fin, junto a Maca, al shippeo fan que se creó en torno a ellos a lo largo de las dos temporadas anteriores. También vemos a Sandoval, claro ejemplo de que todos los actos tienen sus consecuencias. Ha pagado el precio de todo el mal que había hecho. Para que vuelva.
En la nueva temporada aparecen nuevos personajes. En lo relativo al personal de Cruz del Norte, destacan dos: Alta Gracia, la comandanta mexicana que termina aliándose con Zulema. Su evolución y la empatía que los fans puedan sentir hacia ella avanza al contrario que la serie: de menos a más. Su ayuda a la fuga de Zulema nos advierte de que en la cuarta temporada estará al otro lado de los barrotes. Frutos, el otro vigilante de la cárcel, está más que corrompido y trapichea con las presas. Presentando a estos dos personajes, ¿qué imagen se da de las cárceles españolas? ¿Tendrán algún reflejo de la realidad?
En el lado de las nuevas presas, destaca Mercedes, que adquiere más protagonismo que muchas de las presas del elenco original. Sufre una metamorfosis en su forma de ser que nos recuerda mucho a la sufrida por Macarena en la primera temporada: de mosquita muerta al gallo (sapo) del corral. Pruden y Goya tintan la serie de escenas más frescas y distendidas.
En cuanto a los que se mantienen, nada que reprochar. Vis a Vis cuenta con un reparto de mucha calidad en el panorama actual. Se despiden dos grandes de la serie en esta tercera temporada: Anabel, por jugar con fuego y (por fin) quemarse; y Antonia, que recibe un indulto de la mano de Dios. Castillo, por su parte sigue funcionando como enlace entre las dos tramas y, esta vez, cuenta con un ayudante diferente, Nerea Rojas. Esta se enamora de Rizos y viene a cubrir la ausencia de Maca esta temporada. Tiene cáncer y solo le quedan seis meses de vida. En el último capítulo recibe un disparo y muere. ¿Casualidad ante la confirmada vuelta de Maca en la cuarta temporada? Más que claro. Nos han intentado meter esa relación con calzador y no ha colado. Rizos, Sole y Tere siguen, en su medida, dando sentido a la serie, con su momento culmen en el motín que hacen en el último capítulo. A la actuación sublime de la ya mencionada Zulema se une la de su gitana, Saray Vargas (Alba Flores), que esta temporada se sale y muestra su lado más maternal.
Por ello diremos, que nos gusta la tercera temporada, pero que podría mejorar. En cuanto a audiencias, la serie ha vuelto a ser un éxito siendo la emisión más vista de pago en esa franja. Pero, teniendo en cuenta factores a mejorar, señalaremos que el proceso de americanización que ha sufrido la serie no gusta. Con capítulos más cortos (cincuenta minutos) y menos capítulos (ocho e en total) hay un menor desarrollo de la trama y por lo tanto, menor empatía con los personajes (al menos con los no conocidos). A su vez, esta rapidez ha hecho que queden muchos interrogantes sin responder y a varias tramas o se les ha dado un final rápido y sin profundidad o, directamente, se han olvidado de ellas (tema Sole con los asesinatos de su marido y Anabel).
Hasta 2019 no se emitirá esa cuarta temporada que toda la marea amarilla está esperando. Si se mejoran esos pequeños aspectos, se añade lentitud y las tramas se cocinan a fuego lento, la serie volverá a sus orígenes, los que conquistaron a sus seguidores y, entonces sí, podremos decir que será un éxito rotundo.
