El aviso, predecible y rutinaria
Vale, supongo que en 2018 no es fácil escribir y hacer buen suspense, buenos thrillers... Pero entre eso y hacer películas en las que sabemos lo que va a pasar al final y que tampoco nos dan un giro en el que todo quede resuelto, hay un paso. Es lo que le pasa a la última película de Daniel Calparsoro, la historia, bien entrelazada y medio interesante, se vuelve demasiado predecible pasados cuarenta minutos de metraje.
Para ponernos en situación: la película nos cuenta cómo dos amigos van a una gasolinera en mitad de la noche en 2008 y uno de ellos es disparado. En ese momento, el otro amigo, que padece esquizofrenia, comienza a investigar de manera independiente el atentado convencido de que la historia sigue una secuencia y en 2018, diez años después, se producirá otro asesinato en el mismo lugar. A la vez, el espectador asiste a una historia paralela en 2018 sobre un niño que vive cerca de dicha gasolinera.
Probablemente ya me estéis acusando de manera brutal de destriparos la película y de haberos hecho un spoiler fantástico. Pero no, ese es el punto de partida de la película y la historia no va a avanzar mucho más. Además, lo que avance está más que cantado y claro. No obstante, no hay nada mejor en cartelera esta semana, la verdad, y la película es entretenida para pasar una tarde tonta.
Lo que me gustó
A parte de toda esta horrible crítica, me gustó la manera que tiene la película de jugar con el tiempo. Asumimos como historia principal la que inicia la película, en 2008, la que protagoniza Raúl Arévalo y Belén Cuesta. Este hilo se desdobla a modo de prolepsis* de forma paralela con la historia de Nicolás y su madre, Aura Garrido. La manera en que se intercalan las imágenes o el montaje a través del tiempo es digno de mención pero le falta estar más implementado en la propia trama.
Otro punto interesante es la fotografía. Húmeda, oscura, de altos contrastes y bien trabajada. Un estilo 100% thriller que pega perfectamente con el transcurso de la historia. Además, los planos muchas veces tienen intenciones narrativas y de, valga la redundancia, aviso. La gasolinera en cuestión se encuentra cerca de las Cuatro Torres de Madrid y es interesante fijarse como siempre aparecen en el fondo cuando tenemos un plano general del lugar. En 2008 aparecen aún construyéndose y en 2018 ya terminadas.
*Prolepsis: recurso narrativo que consiste en contar acontecimientos antes de que ocurran
