Gorrión Rojo: vuelta a los thrillers de los setenta
En plena fiebre post Oscars, Gorrión Rojo ha sido la película que ha liderado la taquilla española este fin de semana. Que haya recaudado 1 millón y medio de euros en tan solo tres días no es casualidad. La cinta es una adaptación Red Sparrow, libro escrito por un antiguo agente de la C.I.A., Jason Mathews.
Son 140 minutos de película llenos de acción, intriga, violencia -quizá demasiada- y cierto erotismo. Pretende ser homenaje a los thrillers de los años setenta y cuenta con una interpretación brillante por parte de Jennifer Lawrence. Hay muchas -y buenas- razones para ir a verla.
Dominika Egorova lo tenía todo. Era una estrella del ballet ruso en el Teatro Bolshoi hasta que un accidente malintencionado por parte de su compañero puso punto y final a su carrera. Por diversas causas, se ve obligada a trabajar como espía para su país, pasando antes por un programa llamado Gorrión Rojo. Este no es más que un curso de formación sexual donde Dominika se enfrentará a todo y a todos. El objetivo es transformar su cuerpo en una eficaz arma para sonsacar información. Terminará convirtiéndose en la agente mejor preparada del programa, pero combate a lo largo de la película por conservar su identidad. Al salir, será un gorrión al servicio de seguridad ruso liderado por su tío, Ivan Egorov.
Es destinada a Budapest para investigar a un agente de la C.I.A., Nate Nash, que ha conseguido información muy valiosa de Rusia gracias a un topo que hay entre los servicios de inteligencia ruso. El General Vladimir Andreievich Korchnoi es dicho topo y su nombre en clave es Marble. Tanto Nate como Dominika agentes se ven inmersos en una vorágine de sentimientos encontrados y terminan por aliarse. Dominika quiere hacer pagar a su tío, que es quien le metió en el programa de los gorriones rojos. Nate quiere evitar a toda costa que su contacto (Marble) sea descubierto y muera. Mediante una serie de excusas, la película va tejiendo una red en la que cae todo el público. Dominika lleva a cabo unas acciones que durante el desarrollo de la película pasan desapercibidas para los espectadores, pero que al final de la misma servirán de excusa para tenderle una trampa a su tío, para que este pague por todo lo que ha hecho. Así, el servicio de inteligencia ruso pensará que Ivan era el topo y no sospecharán de Marble. De esta manera, Nate sigue teniendo un infiltrado en Rusia y Dominika cumple con la misión, volviendo a Rusia como una agente asentada y de renombre.
A lo largo de la película, ambos están sumergidos en esa Guerra Fría que, aunque haga años que terminó, sigue latente en cada relación entre el país soviético y el estadounidense. Los protagonista son víctimas de esa atracción y engaño que llegará a amenazar su seguridad y la de sus propios gobiernos. En cuanto a lo del final feliz estereotipado por Disney, lo cierto es que Dominika y Nash no terminan juntos. El deber les llama a los dos y cada uno, ya consolidados agentes, ha de servir a su país.
Cabe destacar la magnífica interpretación de Jennifer Lawrence. A su lado cuenta con un reparto de lujo que destacan más aún su rol, como son Joel Edgerton, Charlotte Rampling o Jeremy Irons. Esta es la cuarta colaboración que podemos disfrutar entre Francis Lawrence (director de la película) y la actriz americana. Ambos trabajaron juntos en la saga de Los Juegos del Hambre. Francis tenía claro desde que empezó a leer el libro de Jason Mathews que Jennifer debía interpretar el papel de Dominika. Sin duda alguna, un gran acierto, porque Jennifer es sinónimo de fuerza, de sensualidad y de liberación, porque abre sus alas de gorrión y vuela, vuela muy alto.
Misterio, tensión y una buena trama son los ingredientes que hacen de esta película un gran resultado y una buena opción para ir al cine. Vuelta a los thrillers de los años setenta con las modernidades de pleno siglo XXI que cumple con todos los requisitos. Podría haber segunda parte, ¿la veríais?
