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Call me by your name, normalizando el amor homosexual

Hartos de las típicas películas de amor heteronormativo en las que chico conoce a chica en un lugar remoto en un verano tranquilo, se enamoran, huyen y tienen que separarse, aparece ante nosotros una película que rompe con todos estos clichés y, os aseguro, que logrará cautivar a cualquiera con todo su juego de diálogos, música e imagen. Y es que, lejos de representar la típica película de homosexuales cuyo amor es prohibido y peligroso, esta vez la historia se tiñe de lo más natural para dejar de hablar del problema a hablar de lo que de verdad es el primer amor de verano. Pero, no nos adelantemos.

La película nos sitúa en un caluroso verano de 1983, al norte de Italia. Elio (Timothée Chalamet), un adolescente de mal genio, "disfruta" del aburrido verano en la casa de vacaciones de la familia con sus padres. Un día aparece Oliver (Armie Hammer) que pasará el verano con la familia. Se trata de un alumno de doctorado del padre de Elio (un extraordinario Michael Stulhbarg) que ayudará a este en su trabajo de arqueólogo. Entre Oliver y Elio comenzará a crearse una tensa amistad que pronto desembocará en un precioso romance.


Pero, ¿entonces qué hace especial a esta película? Pues varias cosas. Por un lado, es una excelente historia para ahondar en los sentimientos, independientemente del sexo o sexualidad de las personas. Habla del amor pero también de la reflexión de nuestros propios sentimientos. Por otro lado, la bonita naturalidad y realidad que envuelve el relato entero nos hace plantearnos como sociedad el trato hacia este tipo de relaciones. Todo esto bajo un denso clima caluroso que se acentuará con el extremadamente lento, pero no pesado, ritmo de la trama.


Un guion excepcional, una música agradable y unos actores tremendos para una historia que no deja indiferente a nadie, para bien o para mal. Se trata de una de las mejores películas del año y uno de los relatos más reales que haya podido ver en la gran pantalla en los últimos meses. Recomiendo encarecidamente que se disfrute de la película en versión original, creo que es fundamental. Para quien la haya visto, introduzcámonos de lleno de una vez.

La ambientación


Estamos en verano, en 1983. Poco más hay para hacer que leer, escuchar música en el walkman, salir de fiesta o bañarse en el río. Estamos en verano, la época de enamorarse a los 17 años en el pueblo, en el campo. Estamos en 1983 la época de la música disco-rock en la radio y las verbenas nocturnas. Un tiempo en el que ni por asomo las relaciones homosexuales eran bien aceptadas en la sociedad, ¿verdad? La casa de Elio es distinta, tres idiomas conviven en perfecta armonía: inglés, francés e italiano. Son judíos aunque, "en la sombra" y disfrutan de todo lo que se puede disfrutar.


En todo este espacio parece que Elio lo único que puede hacer es "esperar a que llegue el invierno". Así irrumpe un americano algo engreído y arrogante que se despide con un chulesco "later" (no sé cómo se habrá traducido en español) y que el joven Elio verá como alguien distante y sin ningún tipo de valor. Entre ellos comenzará a surgir una especie de relación en la que Elio deseará adentrarse para experimentar y Oliver, lejos de aprovecharse de él, lo ayudará en este menester.


La historia


Ya tenemos las claves que propician el romance. La historia de amor entre nuestros personajes surgirá de manera lenta y sosegada, poco a poco, casi sin darnos cuenta. Las sutilezas en este sentido al principio con unas conversaciones tensas en las que se dejan caer ideas profundas toman la delantera, proponiendo al espectador todo lo que sucederá más adelante. Destacan en esta parte del relato escenas de planos muy largos que propician un clima de tensión sexual muy interesante.


Se contrapone de manera muy directa la segunda parte de la historia, cuando por fin se rompe la barrera y ambos se besan. El clima de tensión pasa a convertirse en una suerte de juego en la que los sentimientos afloran y empezamos a sentir como los personajes. Es espectacular cómo se logra que cualquier persona se sienta identificada con ellos. Para Elio, un primer amor real de verano, para Oliver, una aventura sentimental y sexual de la que no se esperaba algo tan profundo.


Relacionamos así a Elio con la música, el piano, el agua, con lo puro en general. Es un chaval que busca lo que desea y le hace feliz a través de la música, nadando... Le gusta adentrarse en su propio sentir y experimentar con lo que le gusta. Oliver es en cambio un personaje con más vida que sabe "de qué va el juego" y será el primer amor de Elio. Podrán crear así una relación sincera basada en el amor y Oliver por fin podrá mirárse a si mismo y preguntarse quién es.


Los albaricoques


Como dicen en la película, la etimología de la palabra "albaricoque" se remonta a los griegos, los árabes... Lo que realmente importa en este sentido es lo que significa: "que madura precozmente". Parece claro a quien nos referimos. Elio es un chaval que no se avergüenza de experimentar y probar lo que le gusta, excepto en algún momento concreto, aunque no lo tildaría de vergüenza como tal. Tiene apenas 17 años pero es un hombre muy maduro para su edad. Además, Oliver está obsesionado con el zumo de esta fruta, está obsesionado con Elio, le encanta.


Compliquemos un poquito más las cosas. En un determinado momento de la película, asistimos a una de las mejores secuencias del cine moderno. Se trata de la masturbación que lleva a cabo Elio con un albaricoque. En este caso, alude directamente a Oliver por su especial gusto por el zumo. Para mostrarnos todo el proceso, se recurre a un largo plano secuencia de cámara fija, que luego se moverá, desde que Elio comienza a sacar el hueso hasta que termina y se echa a dormir. Esta escena se trata de una excelente representación del sexo "explícito".


Fuente: Sony Pictures


La escena se corona con la aparición de Oliver que verá la fruta medio deshecha e intentará degustarla en contra de Elio, el cual intentará impedírselo sin éxito. En esta especie de pelea Elio gritará: "¡Me estás haciendo daño!" a lo que Oliver responderá "Pues deja de luchar". Una profunda connotación se esconde tras esta frase queriendo decir que es necesario dejar de luchar contra nosotros mismos para poder ser felices amando a quien deseamos.


Yendo más allá aún me atrevería a decir que el propio ambiente en el que se desarrolla la historia al completo es "muy albaricoque". En 1983 podríamos esperar una familia poco comprensiva, un Elio reacio a probar y experimentar en la homosexualidad, a un padre intolerante frente a este hecho... No obstante, la residencia de verano resulta ser todo lo contrario: un padre comprensivo que entiende e incluso comparte los sentimientos de su hijo, un joven sin miedo ni temor a amar. Una especie de llamada de atención hacia el espectador que debe entender que el amor es libre y cuya sociedad debe madurar de una vez por todas.


Parece mentira que Italia en 1983 sea más albaricoque que España en 2018.


El final


El final es agridulce. Por un lado, la decisión de Oliver de casarse es poco alentadora ya que es como rendirse de alguna manera a la sociedad intolerante. Pertenece a una generación que aún no puede asumir la homosexualidad como algo normal. Algo así como el padre de Elio, que se propone un mismo destino. Por varios motivos podemos concluir que también es gay: la forma de mirar las estatuas griegas de hombres diciendo "es imposible no desear sus cuerpos" o la forma en que habla a Elio en el impresionante discurso final.


Por otro lado, y el más positivo a mi entender, Elio no es más que el joven que conseguirá seguir sus deseos y amar con libertad a quien desee. El plano estático y largo del final nos conduce a un llanto no tanto por el no poder amar sino una tristeza producida por la separación del primer amor. La historia no es más que la expresión e introspección de lo que realmente conlleva amar a alguien, lejos de los amantes trágicos o las historias manidas. Nos proponen que todos debemos amar libre y apasionadamente a quien queramos, lejos de las opiniones poco fundadas de una sociedad intolerante.


"Llámame por tu nombre y yo te llamaré por el mío" - Al fin los amantes se han fundido en uno solo.

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