Star Wars: Episodio VIII, los penúltimos Jedi
El esperado Episodio VIII llegó a las pantallas españolas el pasado viernes provocando sensaciones encontradas en el público, que ya había quedado desconcertado anteriormente con el extenso tráiler que parecía contar la trama completa.
La historia se retoma muy poco después de donde la dejó el Episodio VII: Finn sigue inconsciente, Rey está en la isla donde encontró a Luke Skywalker y donde le entregó su espada láser y Kylo Ren continúa buscando validez y autoridad.
Al final del episodio VII, gracias al mapa conjunto de BB-8 y R2D2, Rey consigue encontrar el planeta dónde se oculta Luke, y una vez que llega allí descubre que el Jedi no quiere continuar instruyendo a más aprendices, así que durante una secuencia que se alarga en exceso, vemos como Skywalker sigue haciendo su vida, ignorando a Rey que sigue insistiendo en aprender sobre la Fuerza.
Cuando finalmente accede, no lo hace con mucho interés. Mientras que Anakin dedicó su infancia y juventud al entrenamiento como Jedi, Rey únicamente necesita un par de sesiones con Luke para dominar la fuerza. Poco hace Skywalker para enseñarle a Rey a evitar el reverso tenebroso, pues no solo se niega a instruirla, sino que tampoco la ayuda a entender la Fuerza, haciendo que Rey caiga de cabeza (literalmente) en el Lado Oscuro, aunque solo sea momentáneamente.
Se nos revelan habilidades de la fuerza que hasta el momento desconocíamos, como las conexiones mentales que establecen Kylo y Rey, establecidas en un principio por el Líder Supremo Snoke. Entre todas estas conexiones mentales destaca la innecesaria escena de Kylo medio desnudo.
Kylo Ren aparece con una actitud más madura que en el Episodio VII, algo bastante fácil de conseguir, aunque en algunas escenas nos recuerda que es demasiado joven para resultar intimidante, y que en realidad únicamente es una imitación de Darth Vader.
La muerte del Líder Supremo Snoke no dejó indiferente a nadie, pues fue de los pocos giros inesperados del film, aunque como explicó Rian Johnson “su asesinato era clave en el desarrollo del Kylo Ren, manifestando a través de este crimen sus inagotables ansias de poder”.
Kylo se las ingenia para atraer a Rey a su nave, dónde, sin apenas conocerse combaten contra la Guardia Roja con una sincronía envidiable. Es destacable cómo Rey domina la espada láser como si llevase años practicando.
Esta facilidad de Rey con la Fuerza se esperaba que estuviese en parte explicada por su origen y procedencia, pero Kylo parece revelar el enigma de sus padres: dos chatarreros alcohólicos.
Y mientras Kylo y Rey se entretenían conversando mentalmente, Fin conoció a Rose tratando de huir en busca de Rey, y junto trazaron un plan clandestino con Poe Dameron para evitar que las naves de la Primera Orden siguiesen persiguiéndoles como habían estado haciendo. A contrarreloj, Fin y Rose acuden al casino de Canto Bight, donde consiguen montar un escándalo, hacer que la guardia del planeta los persiga y encierre y buscar una forma de huir sin el encargado de destruir el dispositivo de rastreo de la Primera Orden, el único motivo por el que habían acudido allí en primer lugar. No era un gran plan, y previsiblemente, fracasan.
Casi al igual que en el teaser, el protagonismo de la película lo roban casi al completo los Porgs de la isla donde Luke se oculta, que deciden encariñarse de Chewbacca, pero que no aportan absolutamente nada a la trama. Merchandising sin rodeos, los Porgs están ahí para alegrar la vista y arrancar un “Oooh” de la audiencia.
Han Solo sigue muy presente aunque no aparece en ningún momento, al contrario que Yoda que hace una aparición inesperada y empuja a Luke en la dirección correcta.
Finalmente, todos se reúnen para enfrentarse a algo similar a la Estrella de la Muerte, y sobreviven únicamente gracias a la intervención de Luke, mostrando una nueva habilidad de la Fuerza: poder hacer aparecer su imagen en un lugar desde un sitio alejado. Parece que Kylo por fin se va a enfrentar a su maestro (historia que explican desde distintos puntos de vista para excusar a Kylo por escoger el Lado Oscuro), pero en realidad Luke sigue en Ahch-To.
Puede resultar desesperanzador que al final solo queden 20 o menos rebeldes de la Resistencia que logran huir, entre ellos Poe Dameron, que manifiesta un serio problema acatando órdenes. La general Leia, presente en gran parte de la película y a quien se dedica este episodio, siente una clara debilidad por él, porque no le impide casi nada de lo que Dameron hace.
Con la última escena se puede dar a entender que no es el fin de los Jedi, sino que comienza una nueva generación, pero habrá que esperar hasta el próximo episodio para averiguar qué les depara a los jóvenes aprendices si dependen de un maestro como Rey para instruirles. En ese sentido sí puede entenderse el fin de los Jedi como algo inminente.
El Episodio VIII no es tan decepcionante como el VII, tal vez porque no había creado tantas expectativas. Sin embargo, se enfrentaba a la amenaza de ser comparado con el Episodio V, que sin duda es un film magistral y al cual este no se acerca ni de lejos.
