El Gran Hotel Budapest, una iniciación a Wes Anderson

Autora: Berta Sánchez Hueso

El Gran Hotel Budapest (2014) se trata de la última película del americano Wes Anderson, también conocido por la dirección de largometrajes tan aclamados como Fantástico Sr. Fox (2009) o Moonrise Kingdom (2012). Con una filmografía cuanto menos pintoresca, Anderson se ha convertido en uno de los directores más particulares del momento, destacando por un estilo visual donde priman el color, la tipografía, la escenografía y el vestuario.

En sus películas la imagen es cuidada y estudiada meticulosamente fotograma a fotograma para convertirse en obra de arte. De esta manera Anderson supera el título de director para convertirse en diseñador de su propio universo cinematográfico.

A todo color

El color se trata de uno de los aspectos clave en la filmografía de Anderson, y El Gran Hotel Budapest no escapa de la pintoresca visión artística del director. Resulta indiscutible la consideración de la paleta de colores empleada en el film como un personaje más del relato, que bien podría considerarse como protagonista. Los colores pastel (sobre todo el rosa), el rojo, el morado y el verde oliva predominan en esta exquisita paleta de color, sin embargo también observaríamos particularidades en relación a las diferentes partes de la película.

Fuente: Pinterest

El film nos sitúa en tres épocas muy diferentes, y como no podría ser menos, los colores que las acompañan también se ven afectados. El objetivo del director era que el espectador fuera capaz de reconocer cada época a través de su estética, mediante elementos como el formato o, como no podría ser menos, el color.

Fun Fact: Anderson no solo se limita al color, sino que elige un ratio distinto para cada época, fiel al formato que fuera más popular entonces. De esta manera los años treinta se verían a través de una ratio de 1:37, lo cual daría un marco casi cuadrado a la imagen; los sesenta utilizarían una ratio de 1:85, es decir, el estándar; y los ochenta emplearían el formato anamórfico (2:35:1), que consigue un aspecto alargado de la imagen final sin que esta se vea deformada de ninguna manera.

Fuente: Pinterest

A pesar de que el color conforma una parte primordial de la película, no se trata del único elemento estético destacable del largometraje.

Composición y planos

Cabe mencionar la variedad y la excentricidad de la composición, destacando los planos cenitales y los generales. La vistosidad en la elección de los planos contribuye a la creación de una obra de arte con cada fotograma.

La cuidada elección de los planos refleja la preocupación de Anderson por los detalles creando escenas que albergan más elementos de los que podemos asimilar pero que contribuyen al entendimiento de la imagen como un todo. A pesar de lo que podría resultar en un exceso visual, Anderson consigue que la imagen mantenga su sencillez y elegancia.

Fuente: Pinterest

Tipografía y uso de texto

Como ya hemos dicho antes, Anderson es un obseso de los pequeños detalles. Siendo un autor tan visual, el texto en sus películas no podría quedarse atrás. Es por esto por lo que Anderson da una gran importancia al uso de la tipografía en su filmografía, que se integra perfectamente en los relatos que crea casi más como una imagen que como un texto.

Fun Fact: Aunque en El Gran Hotel Budapest Anderson decide usar la fuente “Archer”, su fuente preferida es “Futura”, que aparece en la mayoría de sus películas.

Fuente: Pinterest

El Gran Hotel Budapest es una maravillosa película para los amantes de la cinematografía cuidada y las historias excéntricas, una descripción aplicable al resto de obras de Wes Anderson. Si aún eres un no iniciado en su filmografía desde aquí te recomendamos Los Tenebaum y Moonrise Kingdom (y El Gran Hotel Budapest, por supesto).

Bonus: Para aquellos, que como yo estáis obsesionados con la estética de Wes Anderson os recomiendo los siguientes vídeos, claros ejemplos de la iconicidad de este director, reconocible incluso cuando se aplica a otras películas.