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Trainspotting, una vida en el abismo

En 1996 llegó a los cines británicos una de las películas más controvertidas de su década, que aún hoy sigue causando polémica y que acabó convirtiéndose en un film de culto. En aproximadamente 90 minutos, el director Danny Boyle adaptó la novela homónima de Irvine Welsh que retrató la juventud heroinómana de los suburbios de clase baja de Edimburgo

La dura crítica social de la película empieza desde el primer minuto. En la primera escena nos presentan uno a uno a los protagonistas de la película: Renton, Sick Boy, Begbie, Tommy y Spud, al ritmo de Iggy Pop y su “Lust for Life”. Simultáneamente, vemos como Renton y Spud corren por Prince’s Street huyendo de unos guardias de seguridad (después se muestra que huyen por haber intentado robar en un videoclub). Todo esto, acompañado del clásico discurso de Renton sobre la vida.

El discurso


Como explica Ewan Mcgregor en T2, “Elige la vida” fue el eslogan de una campaña de publicidad antidroga. A eso, Renton le va sumando una serie de decisiones que todos deben tomar para integrarse en la sociedad: elige un empleo (...) Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto..” Una serie de cosas que uno tiene que elegir para estar dentro del sistema.


Mark Renton, como el antihéroe que es, elige ”no elegir la vida”, declararse fuera del sistema, por eso parece no tener interés por dejar la heroína, aunque a lo largo de la película lo intenta varias veces, fracasando también varias veces.


Mark Renton es buen amigo de Spud y tiene con Sickboy una conexión inexplicable, muy profunda. Sin embargo, no se lleva bien con Begbie, no le cae bien, pero siguen juntándose con él, los motivos no los explica la película. Ellos cuatro, junto con Tommy, se mueven en la Escocia de los 90, engullida por un profundo descontento social. Como el propio Renton le explica a Tommy, “los escoceses son lo más bajo de la tierra”.


Renton empieza la película siendo un joven sin trabajo, ni ambición ni aspiraciones en la vida. A medida que avanza el largometraje, y principalmente por causas de la sobredosis que experimenta (con banda sonora de Lou Reed), se obliga (le obligan) a dejar la heroína. Se busca un trabajo, viaja a Londres para alejarse de las malas compañías y se rehabilita. Parece que ha elegido el buen camino, que va a integrarse en la sociedad; pero no.


Se marcha sin despedirse y parece que el único vínculo que sigue teniendo con Edimburgo es Diane esa menor de edad que conoció en una discoteca y que quiere tener una relación seria con él, pero a quien Renton rehúsa por ser menor de edad. Precisamente fue ella quien le sugirió que se marchase a Londres, es ella quien le escribe como va todo por Edimburgo sin el. Diane ejerce el papel de conciencia de Mark, le ayuda a darse cuenta de que no puede estar eternamente en un limbo de alucinaciones provocadas por las drogas.


Pero una vez más, Mark pierde el rumbo. En Londres decide ayudar a sus amigos a vender un cargamento heroína, un golpe final para alejarse definitivamente de ese mundo. el gran final de la película muestra a Renton alejándose del apartamento donde sus amigos duermen, sin rumbo conocido y habiendo robado todo el dinero. Esta vez dice que va a cambiar definitivamente, y tuvimos que esperar 20 años, hasta T2 para averiguar que en efecto, cambió.

Tommy

Sickboy fue culpable parcial de la muerte de su hija, ese bebé que traumatizó a medio mundo y que murió por abandono en ese piso de adictos, ante los propios ojos de sus padres. Renton fue culpable parcial de la muerte de su amigo Tommy, por venderle su primer chute, haciéndole entrar en el mundo de la droga.


Tommy era el ejemplo de la esperanza. En un mundo de adictos, Tommy era un chico responsable, deportista, le iba bien la vida, estaba enamorado de su novia y tenía planes de futuro. Por culpa de Renton, que roba una cinta de video, su novia le deja, se ve abandonado y cae en la droga, algo que jamás había hecho a pesar de la presión social que podía sentir. Tommy era el ejemplo de que no todos en la sociedad eran iguales, era la excepción, pero él sin embargo es el que peor acaba: muerto.


Es un simbolismo de cómo ni siquiera el mejor puede aspirar a algo en la vida. En cualquier momento las cosas se pueden torcer y, como Tommy, hasta el más fuerte acaba cayendo en la droga y las adicciones.

Con un sonido editado (debido a que en países como Estados Unidos no se entendía el fuerte acento escocés), esta película nos regaló momentos inolvidables, como la escena en que un mugriento retrete se traga a Renton; pero también nos dejó una profunda crítica que refleja el hastío social de los 90. Trainspotting es una excelente película que invita a la reflexión, no apta para los más sensibles.


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