Fe de Etarras: más que fe para verla
Fe de etarras es la primera película española producida por Netflix. Dirigida por Borja Cobeaga la historia cuenta el final de la banda terrorista Euskadi Ta Askatasuna (E.T.A.) en el verano de 2010 y cómo, sus máximos seguidores, no iban a dejar que eso ocurriera.
Un veterano de la banda (interpretado por Javier Cámara) crea un pequeño comando de la mano de una pareja de novatos vascos (Miren Ibarguren y Gorka Otxoa) que han participado en alguna redada y de un manchego (Julián López) capaz de crear explosivos. Intentarán que no se produzca el alto al fuego de E.T.A. y se instalarán en Madrid para atacar, pero se encontrarán con un mes de junio de 2010 muy movidito, justo el mes del Mundial de fútbol. Sí, el que ganamos.
En el verano del 2010 la banda terrorista E.T.A. estaba a punto de anunciar su alto al fuego. No obstante, no todos los integrantes del grupo estarían dispuestos a aceptarlo. Esta es la historia que nos cuenta Fe de Etarras, con cuatro personajes que no quieren ni van a permitir que eso pase. Los cuatro protagonistas crean un comando en un piso de Madrid y evitan todo lo que sea español. Pero, la mala fortuna o el ingenio de los guionistas, provoca que se encuentren en el mes en el que España disputó el Mundial de fútbol de Sudáfrica, ese que acabaron llevándose a casa. Es por eso que durante la disputa del evento, los balcones se van llenando, cada vez más, de banderas rojigualdas. Para que los vascos pasen desapercibidos se hacen pasar por los más españoles, y se compran una bandera de veinte metros (lo cual no hacen aposta). A su vez, se hacen pasar por albañiles, con lo que conseguirán dinero para fabricar sus propios explosivos a base de la pólvora de los petardos. Cuando España gana las semifinales del torneo, estos intentan producir un atentado en forma de aviso, para que se vean que ellos están ahí, pero este se queda en nada.
Quizá, el final es lo único que salve a la película. Un final que cambia todo lo que habíamos visto en los primeros ochenta minutos y que le da un giro a los acontecimientos. Javier Cámara mata de un disparo al que había sido hasta entonces su máximo jefe en la célula terrorista cuando él era más joven y E.T.A. se encontraba en su apogeo.
A pesar de toda la crítica, sí que habría que destacar el hecho de que se hable de un tema tan comprometido como siempre ha sido el terrorismo en España. Aún así, se hace de paso y no se ahonda mucho en ello por miedo a abrir una de esas heridas que nunca cerrarán en nuestra sociedad. Y es normal.
Como punto cómico o irónico, la película se estrenó el 12 de octubre, día de la Hispanidad. No sabemos si fue a propósito -que seguramente-, o no. Sea como sea, la cinta consigue que los espectadores veamos a unos etarras y no los consideremos como tales. Puede que incluso, en algún caso, se le coja hasta cariño a alguno de los personajes.
Con un toque de humor que no termina de relucir, Fe de Etarras consigue sacarnos alguna sonrisa con sus actores. Sin embargo, no hemos de olvidar que se trata de una tragicomedia, por lo que las bromas - que todos nos esperábamos en abundancia - no son muchas. Pensamos que el gran inconveniente ha sido que todos -o por lo menos yo- nos esperábamos que con el reparto de actores, la película sería más una comedia que una tragedia. No obstante, tanto Javier Cámara, como Miren Ibarguren y Gorka Otxoa interpretan a personajes muy complejos y también muy serios. El único punto de humor lo aporta Julián López, a veces con bromas o chistes muy acertados y otras, por lo contrario, precipitadas y que no vienen a cuento. Pasas toda la película esperando a reírte en cualquier momento y por motivos del guion y de la trama que cuenta, esto sucede en pocas ocasiones. Un fallo y una pena.
Podría haber sido mucho mejor con otra elección de personajes no cómicos -que no digo que los que lo hacen no sean buenos actores, que lo son-. Podría haber sido toda una comedia, lo cual le habría quitado la seriedad que se intentaba plasmar hablando de ese tema. Y quizá, y más importante, podría haber ahondado más en el asunto, pero habría dejado de ser una comedia, que era, al fin y al cabo, lo que todos nos esperábamos de esta película. Se han intentado plasmar las dos decisiones y ha sido un error, porque se ha tratado todo por encima y, al final, no se ha hecho como se esperaba.
