Séptima temporada de Once Upon a Time: no hay salvadora que valga
- Raquel Prieto
- 10 oct 2017
- 4 Min. de lectura
Once Upon A Time ya no es Once Upon A Time. Y es que, lejos de la realidad, esta séptima temporada no emana la esencia de lo que ha sido la serie en las seis temporadas anteriores. Solo se ha emitido un capítulo, pero todo ha cambiado completamente.
En el último capítulo de la sexta temporada, los buenos encontraban su final feliz. Eso habría sido un gran final de serie. Sin embargo, en un vaivén de renovaciones y no renovaciones por parte de la cadena ABC por el formato de la serie, se precipitó el desenlace de los acontecimientos. Finalmente, a una semana de la emisión del capítulo final, ABC la renovó y la serie tendría una nueva temporada. Pero, ¿qué contar cuando ya has llegado al final feliz de la protagonista principal?


Pues parece ser que a los guionistas de la serie se les ha ocurrido dar un giro de tuerca a la serie, quitar a los personajes principales y contar una nueva historia que nada tiene que ver con la que estábamos acostumbrados.
Emma, Blancanieves y Charming ya no están. El elenco principal ha desaparecido. No sabemos el porqué. Es muy probable que, a medida que la nueva historia vaya emitiéndose, podamos responder a los interrogantes. Dicho sea de paso, en el próximo episodio, Jennifer Morrison, la protagonista que interpreta a Emma Swan, hará una última aparición a modo de despedida. Todavía no sabemos si lo que dirá servirá para reconducir la historia o no. Lo que sí sabemos es que, sin ella, la serie pierde mucho.
La nueva historia comienza partiendo de la premisa de que Henry ya no es un niño. Ahora vive en Seattle, es adulto y se gana la vida como escritor frustrado y taxista en horas nocturnas. Al igual que sucediera en el capítulo piloto de la serie, una niña llamada Lucy acude a su casa y llama a la puerta. Cuando este la abre, la niña le dice que él es su padre, al igual que hizo el pequeño Henry (el que ahora es adulto) cuando conoció a Emma. Los dos niños, en ambos capítulos, les dicen a su respectiva madre y a su respectivo padre que ellos son los salvadores y que tienen que volver a creer. Solo así devolverían la esperanza a sus familiares y volverían a recordar sus vidas. Como hizo Emma al principio, Henry no cree a Lucy y se piensa que habla de cosas de niños. Pero es que todo es fruto de una maldición y, otra vez, los protagonistas no saben ni recuerdan nada de su vida pasada. A partir de ahí, empieza una nueva historia (¿la misma que al principio?). Señores guioinistas de la serie: más originalidad, por favor.
Otro punto con el que estoy en desacuerdo es que se utilicen a dos actrices para un mismo papel. Al principio se alude a que hay miles de Peter Pan o Elsas repartidos por varios reinos. En este caso, ahora Cenicienta es interpretada por Dania Ramirez- y no estoy diciendo que lo haga mal-. El problema es que hace ya unas temporadas el personaje fue interpretado por Jessy Schram. Los seguidores de la serie asociamos a un actor o actriz con un personaje y si, de repente, cambias todas esas pautas con las que has emitido durante seis años, los fans pueden estar confusos o no aceptarlo.
Ahora hay una villana que viene sustituyendo todo mal conocido hasta ahora. Es la madrastra de Cenicienta y tiene pinta de que no se va a dejar ablandar tan fácilmente. Es lo que en su día fue Regina.
El único contrapunto que puede salvar esta séptima temporada es la presencia de Garfio, Rumpelstiltskin y Regina. Ellos nos recuerdan a lo que fue la serie originalmente. Son los malos malísimos, que a pesar de haberse vuelto buenos (unos más y otros menos), todavía no han encontrado su final feliz.
Es una pena que una serie que ha contagiado ese espíritu de la infancia a más de uno, ya no sea esa serie. La séptima temporada emitida como un spin-off de la misma habría sido, quizá, un acierto seguro. Cuentas una historia nueva, con nuevos personajes, con la aparición recurrente de los que fueron protagonistas principales en su día y no tienes que dar explicaciones sobre todo lo ocurrido anteriormente. De esta forma, emitiendo esta nueva historia como parte de la original, pierdes la atención de muchos seguidores porque van a echar en falta la naturaleza de la serie.
La serie aporta frescura por los nuevos personajes, pero la historia es la misma que en el primer episodio, por lo que puede quedar obsoleta. Se ha quedado encasillada en maldiciones, hechizos y niños pequeños que devuelven la esperanza a todos los adultos, una y otra vez.
La mayoría de los seguidores de la serie continuarán viéndola hasta el final con tal de saber cómo termina. Pero ya no estarán viendo Once Upon A Time. Estarán viendo una cosa que se le parece, pero que ya no volverá a ser lo mismo.
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