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Saw VIII y el arte de sobrar

Siete años después de la última entrega de la saga más desagradable de la historia, llega a las pantallas un capítulo más para añadir. Esta vez, lejos de parecerse a las demás en las que la trama fluía entre flashbacks y maneras inteligentes de presentar la historia, se trata de un fracaso cinematográfico en todos los sentidos.


No nos ofrece nada nuevo y la famosa historia de John Kramer no avanza de ninguna manera. Es de esta manera una copia exacta, bueno, cambiando los nombres de los personajes, de alguna de las partes anteriores. No obstante, no tiene sentido dentro de la historia global del universo Saw. De hecho, no existe ni empatía por los personajes, ni simpatía por los policías ni por John. El espectador no se siente como con las demás películas.


La historia es la misma de siempre. Un grupo de personas son encerradas y obligadas a jugar al Juego de Jigsaw de siempre. Deberán superar una serie de macabras pruebas relacionadas con los fallos, errores o pecados de cada uno de los jugadores. Nadie se puede saltar las reglas y quien lo haga morirá instantáneamente. Pero esto ya lo sabíamos todos después de siete películas.

Entonces, ¿qué es lo nuevo esta vez? Eso mismo sigo preguntándome yo porque la película no es más que una nueva versión de la tercera saga de la franquicia. Un aspecto que salva la película es que el final es bastante inesperado, aunque, para un seguidor de toda la saga no se trata más que de la misma guinda final de siempre.

¿Cuál es el problema de Saw VIII?

Por un lado, el error fundamental ha sido querer vivir de la sombra y el éxito de las anteriores. Esto les pasa a muchas películas que por querer continuar las grandes recaudaciones en taquilla se pretende alargar, estirar y dilatar una trama que no da más de sí. En el caso de Saw la trama cerraba de manera muy precisa con la séptima entrega y no era necesaria una película más, si no es para sacar nuevos elementos clarificadores de la historia.


Por otro lado, existe una deficiencia real en el guion, en comparación con otras entregas. En este caso, la investigación y el juego se desarrollan de manera similar a las de siempre. Acaba por aburrir al espectador que ni si quiera se mantienen alerta por saber quién está ayudando a John Kramer. Tampoco se consigue introducir al espectador en el universo que siempre ha atrapado a la gente ya que los personajes están lejos de rezumar humanidad, incluso los policías, y generan un rechazo profundo hacia todas las personalidades de la trama. Algo no funciona porque el espectador es alguien extraño, no como antes.

El engaño al espectador


Este es probablemente el único aspecto que me parece bien jugado dentro de la película. Se consigue engañar al espectador a través del tiempo, es decir, mezclan momentos distintos en los que Kramer sigue vivo con momentos de 10 años después de su fallecimiento. El montaje en este caso juega un papel fundamental y ha sido muy bien utilizado ya que se montan imagenes seguidas de momentos separados por muchos años haciendo que el espectador crea que el famoso asesino no murió.


No se trata de una película recomendable por la que pagar mucho en el cine, igual para un miércoles sí, pero no para el precio normal. Para ver la misma historia podemos buscar en el cajón las antiguas películas de la saga y disfrutar el doble o el triple.


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